D´avoir esleu: trompez seront en l´aage:
Guière avec eux ne voudra demeurer,
Decceu sera par ceux de son langage.
La gran bolsa vendrá a levantarse llorar,
De haber elegido: engañados serán de vez en cuando:
Pocos con ellos querrán permanecer,
Decepcionados serán por los de su lenguaje.
Una cuarteta más de la serie que nos describe una grave crisis económica. En esta ocasión se menciona de forma poética que la gran bolsa (¿la bolsa de Nueva York?) sufrirá un crash. Aunque realmente no hay nada en la cuarteta que nos permita decir que ese desastre económico está por llegar. Al igual que en las anteriores predicciones, ya expuestas, se menciona una serie de hechos (burbuja del oro y la plata), depreciación de las monedas e inflación, que no cuadran exactamente con ninguna de las crisis económicas anteriores, en el caso que nos ocupa, podría atribuirse perfectamente al histórico crash de 1929. La única razón por lo que yo uno esta predicción con las restantes es por simplificar, no tengo ninguna otra.
Centrándonos en la predicción se deduce que la caída bursátil será causada por engaños y falta de honradez que provocará que pocos inversores quieran permanecer, pues se encontrarán decepcionados por las mentiras de los banqueros, empresarios y economistas. La economía de mercado en general y la bolsa en particular se rige por la confianza, en cuanto hay dudas en el mercado eso se refleja inmediatamente en la cotización de los valores.
Independientemente de que esta cuarteta se refiera a una crisis futura o a una ya acaecida hay que reconocer la visión preclara de Nostradamus, puesto que cuando fueron escritas las cuartetas aún no existían las bolsas de valores. Las primeras aparecieron para fortalecer los mercados de capitales e impulsar el desarrollo económico y financiero en el S. XVII. Aunque la primera bolsa del mundo fue creada en Amberes (Bélgica) en 1560, cinco años después de la primera edición de las profecías de Nostradamus. La bolsa de valores que se considera actualmente como la más antigua del mundo es la de Ámsterdam, que se fundó en el año 1602, cuando Nostradamus ya había muerto. Los mercados de valores, tal y como los conocemos hoy en día, comenzaron su verdadera andadura tras la revolución francesa, en el siglo XVIII. Sin duda, ¡da que pensar!
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