NOSTRADAMUS


Michele de Nôtre-Dame (1503-1566). Fue un médico y consultor astrológico de origen judío, que llegaría a ser mundialmente conocido por sus profecías sobre el futuro. Su obra “Las verdaderas centurias astrológicas y profecías” fue publicada por primera vez en 1555. También se acercó a la aristocracia francesa, elaboró horóscopos y preparó remedios para la reina Catalina de Médici y fue asignado como médico de la corte por el rey Carlos IX.

Nació en Saint-Rémy-de-Provence (Francia), sus padres fueron Jaime (o Jaques de Nostredame, y Reynière (René) de Saint-Remý. Su familia estaba constituida por once hermanos. Se cree que su descendencia era Hebrea quizá descendiente de la tribu de los Isacar, como afirmaría más tarde su propio hijo Cesar en 1614 en el libro (L`hitorie et chronique de Provence). Lo que parece claro es que su familia contaba con una buena posición económica debido a que ambos abuelos eran médicos y a que, al menos uno de ellos, provenía de la nobleza regional.

Desde muy joven aprendió a manejar el astrolabio, a conocer las estrellas y a describir el destino de los hombres con las conjunciones planetarias. A la edad de 15 años Michele entró en la Universidad de Avignon (Francia) donde estudió bachillerato. Trascurrido un año Avignion tuvo que cerrar debido a la epidemia de peste bubónica. Años después ingresó a la Universidad de Montpellier para estudiar Medicina, terminando sus estudios en 1525. Un nuevo brote de peste interrumpe sus estudios de postgrado y su espíritu aventurero le llevo a viajar por toda Francia y a visitar Italia para asistir a los enfermos. Durante sus viajes estableció contacto con varios doctores, alquimistas, cabalistas y místicos de la clandestinidad (muchas de estas prácticas eran tachadas de prácticas ocultistas por la Inquisición). En 1530 regresó a Montpellier para terminar sus estudios y recibir su doctorado, pero fue expulsado al descubrir sus prácticas como apotecario (boticario), algo estrictamente prohibido por los estatutos de la Universidad. El documento de la explusión todavía existe en la biblioteca de la Universidad (BIU Montpellier, Registro S 2 folio 87). En 1531 contrajo su primer matrimonio, con el cual concibió dos hijos. Por desgracia en 1537 murieron su esposa y sus dos niños, presumiblemente debido a la peste negra. Poco tiempo después tuvo una disputa con las autoridades de la Iglesia que solicitaron enfrentarlo a la Inquisición en Toulouse debido a un comentario descortés acerca de la realización de una estatua de la Virgen María.

Hacia el 1546 Nostradamos desarrollaba satisfactoriamente su profesión de apotecario en Marsella. Al parecer Michele creó por aquella época la llamada “píldora rosa” una mezcla de resina de ciprés, zumo de pétalos de rosa y ámbar gris que pareció dar resultados en la época (quizá por su contenido en vitamina C) en la lucha contra la peste. Esto le hizo famoso como boticario y perfumista, así como en la elaboración de elixires y filtros de amor. Parece que fue uno de sus remedios lo que le permitió entrar en contacto con la florentina Catalina de Médicis, nieta del papa Clemente VII y esposa del rey de Francia Enrique II. Catalina era víctima de las supersticiones, por lo que se rodeaba siempre de una cohorte de adivinos, nigromantes y astrólogos. Con la aparición de Nostradmus, ella encontró el sosiego que buscaba y él se beneficiaba de la protección que proporcionaba la corona pues ya sabía lo que suponía ser observado por la Inquisición.

Nostradamus tenía una consulta en la que atendía a sus clientes durante el día, mientras que por la noche permanecía encerrado en un estudio-observatorio que había hecho instalar en la última planta de su casa. Desde allí observaba los cielos y desarrollaba sus dotes astrológicas que eran muy apreciadas en la época. Tras su segundo matrimonio con una viuda adinerada en 1547, tuvo otro hijo y fue alejándose de la práctica de la medicina y acercándose cada vez más a lo oculto. En un principio decidió guardas sus profecías para sí mismo por miedo a la Inquisición. Pero poco a poco fue publicándolas, primero en forma de almanaques anuales a partir del 1550 donde apareció por primera vez la versión latina de su nombre auténtico, Nostredame pasó a convertirse en Nostradamus. Ya en los últimos años de su vida, y debido al creciente número de clientes, se decidió  finalmente a publicar un libro recopilando todas sus profecías que escribió, según reconoce en la carta a su hijo Cesar: “con cierta oscuridad para evitar la injusticia de la época y de la mayor parte de los tiempos por venir”. Aunque comenta que, “pese a esta forma velada, las cosas se harán inteligibles: pero cuando la ignorancia se habrá disipado, el caso será entonces más claro.”



El libro “Las verdaderas centurias y profecías de Maitre Michel Nostradamus” fue publicado en 1555 con las cuatro primeras centurias y una carta a su hijo Caesarem (Cesar) en Lyón por Macé Bonhonmme. Antonio de Rosne publicaría en 1557 otra edición que se ampliaba hasta la centuria séptima. En 1561 tuvo un último altercado con la Iglesia que le mantuvo encarcelado en Marignane por haber publicado un almanaque sin permiso previo del Obispo, como era requisito por decreto real. En 1568 (después de su muerte) se publicaría por medio de Benoist Rigaud de Lyón la versión definitiva que contenía las diez centurias y una carta dirigida a Enrique II. Esta última obra estaba constituida por 1000 redondillas (conocidas como centurias), las cuales consistían en versos proféticos donde extendía la información contenida en sus primeros almanaques. Para oscurecer las profecías utilizó juegos de palabras y mezcla de idiomas, tales como el provenzal, griego, latín, italiano, hebreo y árabe. El éxito de su libro fue inmediato. En la corte, el rey y su esposa quedaron maravillados por lo que Enrique II lo llamó a la corte en París y lo colmó de regalos. Solo un año después se cumplió uno de sus predicciones más claras, la relativa a la muerte del rey por accidente durante un torneo entre caballeros. Esto aumento el prestigio de Nostradamus hasta límites insospechados, hasta el punto que el nuevo rey Carlos IX lo nombro médico de la corte.

Los últimos días de su vida con más de sesenta años a sus espaldas se encontraba muy débil debido a la artritis y la gota. Finalmente falleció al amanecer en Salon el 2 de julio de 1566, a causa de un edema cardiopulmonar. Incluso su propia muerte fue profetizada con antelación, según narra Jean-Aimes de Chavigny (magistrado de la ciudad de Beaune y doctor en Derecho y Teología). Unos días antes, a finales del mes de junio Nostradamus escribió de su propio puño y letra “mi muerte está próxima”. Y el día anterior a su muerte le dijo al magistrado: “¡No me verá con vida la salida del sol!”. Al día siguiente fue encontrado muerto al lado de su cama.

Su epitafio reza así “Aquí descansa los restos mortales del ilustrísimo Michel Nostradamus, el único hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo.

Los conocimientos estéricos de Nostradamus parecen provenir de varias fuentes muy diferentes. Al parecer a lo largo de sus múltiples viajes y contactos Nostradamus consiguió un libro sobre las claves de Salomón y estudió la cábala judía que afirma la posibilidad de reunirse con Dios mediante el estudio del árbol de la vida y el camino místico dividido en diez niveles de consciencia. En Sicilia entró en contacto con los místicos Sufi y leyó “El Elixir de la Extrema Felicidad”, escrito por el maestro Sufi al-Ghazzali. Pero parece que también estudio libros sobre magia caldea y asiria escritos por Jamblinchus, un neoplatónico del siglo IV.  De lo que no cabe duda es que leyó libros prohibidos en la época pues en la carta a su hijo Cesar comenta: “Y temiendo que esta filosofía oculta sea conocida, no he querido pues presentar su terrible persuasión; temiendo también que varios libros ocultos durante largos siglos sean conocidos, y recelando de lo que pudiera suceder, tras haberlos leído, los he regalado a Vulcano (los he quemado)…

También encontramos varios métodos diferentes para las predicciones, desde el estudio de los astros, hasta la contemplación del agua o de la flama (llama). También comenta la técnica utilizada en el oráculo de Delfos en Grecia, que consistía en sentarse sobre un trípode de bronce y contemplar el interior de un bol de bronce lleno de agua y varios aceites y especias. En su carta a Enrique II escribe, “He vaciado mi alma, cerebro y corazón de toda preocupación y he logrado un estado de tranquilidad y quietud de la mente, los cuales son requisitos para predecir a través del trípode de bronce”. Todos estos métodos eran utilizados con el fin último de conseguir un estado meditativo profundo con el que detener la mente, tal y como practican actualmente los adeptos de las diferentes ramas del Budismo.


BIBLIOGRAFIA Y OTRAS FUENTES:

NOSTRADAMUS Historiador y Profeta (Jean-Charles de Fontbrune) Ed. Barcanova (1980)





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